domingo, 13 de julio de 2014

Roque Dalton

PARA UN MEJOR AMOR 
“El sexo es una categoría política.” 
Kate Mills 
 
Nadie discute que el sexo 
es una categoría en el mundo de la pareja: 
de ahí la ternura y sus ramas salvajes. 
Nadie discute que el sexo 
es una categoría familiar: 
de ahí los hijos, 
las noches en común 
y los días divididos 
(él, buscando el pan en la calle, 
en las oficinas o en las fábricas; 
ella, en la retaguardia de los oficios domésticos, 
en la estrategia y la táctica de la cocina 
que permitan sobrevivir en la batalla común 
siquiera hasta el fin del mes). 
Nadie discute que el sexo 
es una categoría económica: 
basta mencionar la prostitución, 
las modas, 
las secciones de los diarios que sólo son para ella 
o sólo son para él. 
Donde empiezan los líos 
es a partir de que una mujer dice 
que el sexo es una categoría política. 
Porque cuando una mujer dice 
que el sexo es una categoría política 
puede comenzar a dejar de ser mujer en sí 
para convertirse en mujer para sí, 
constituir a la mujer en mujer 
a partir de su humanidad 
y no de su sexo, 
saber que el desodorante mágico con sabor a limón 
y jabón que acaricia voluptuosamente su piel 
son fabricados por la misma empresa que fabrica el napalm 
saber que las labores propias del hogar 
son las labores propias de la clase social a que pertenece ese hogar, 
que la diferencia de sexos 
brilla mucho mejor en la profunda noche amorosa 
cuando se conocen todos esos secretos 
que nos mantenían enmascarados y ajenos.

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