jueves, 29 de mayo de 2014

Yo leí el cuento de matar deseos

En mi cuento había príncipe pero no princesa. 
No había hada, ni hechizo-bendición.
Los ratones estaban gordos de tanto comer zapallo.
Las hermanastras eran fantasmas indestructibles.
No había beso ni estrellitas ni mariposas en la panza

viernes, 2 de mayo de 2014

Poesía Diapasón

"Dice Enrique, mi hermano, que hay cierto perro hundido que se lame mansamente y nos lame, lamiéndose, una herida quieta allá al fondo, sentado en su escalón... Y he sabido, guitarra, que este otro perro que criaste, ladrador, campesino, a veces manso o vigilante, que roe su propio hueso en la penumbra y gruñe... cual casi todo perro popular, vagará por tus anchas veredas, tus milongas sangrantes... hasta morir también... tal vez un día... de soledad y rabia... de ternura... o de algún violento amor; de amor... sin duda."

"Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete. Pues aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar."


Si tuviese yo las telas bordadas del cielo,
Recamadas con luz dorada y plateada,
Las telas azules y las tenues y las oscuras
De la noche y la luz y la media luz,
Extendería las telas bajo tus pies:
Pero, siendo pobre, sólo tengo mis sueños;
He extendido mis sueños bajo tus pies;
Pisa suavemente, porque estas pisando sobre mis sueños.



Zitarrosa / Cervantes / Yeats.

Quino bello


jueves, 1 de mayo de 2014

Coetzee o...

... La castración de Orígenes es toda una definición. Una automutilación que parece no haber sido tan disparatada para la época. Ir a un médico y castrarse era –según el historiador Peter Brown– una operación de rutina. La cirugía esterilizaba al hombre aunque no lo volvía casto cuando la intervención era postpubertaria. Su aspecto cambiaba. Ya no le crecían pelos en la cara, por lo que la imagen tradicional del filósofo que se tenía en la época, la de un hombre barbudo, en Orígenes variaba hasta darle una apariencia extraña. Su cara sonrosada, lampiña y suave, lo hacia aparecer un adolescente tardío fijado en un estado de inocencia.