martes, 7 de mayo de 2013

Veo hombres; los veo como árboles, pero caminando.

Marcos:
 8,22: Cuando llegaron a Betsaida, le llevaron un ciego y le pidieron que lo tocase.
 8,23: Tomando al ciego de la mano, lo sacó a las afueras de la aldea, le untó con saliva los ojos, le impuso las manos y le preguntó: —¿Ves algo?
 8,24: Y mientras recobraba la vista dijo: —Veo hombres; los veo como árboles, pero caminando.
 8,25: De nuevo le impuso las manos a los ojos. El ciego afinó la mirada, fue sanado y distinguía todo con claridad.

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